El principio de año suele ser una época propicia para plantearnos nuevos (y buenos) propósitos relacionados con nuestra salud: empezar a hacer ejercicio para ponernos en forma o adquirir hábitos alimentarios saludables suelen ser algunos de los retos que nos solemos plantear.
Pues bien, te sugerimos que añadas una nueva motivación a esos propósitos: cuidar de tu salud bucodental también a través de tu alimentación. Es en la boca donde comienza la digestión y dolencias como la caries, la erosión del esmalte o el desgaste de piezas dentales pueden tener relación directa con lo que ingerimos. A continuación te damos 5 consejos dietéticos para tu salud bucodental:
1. Controla la ingesta de azúcar
Una dieta rica en azúcares libres constituye una de las principales causas de caries: una serie de bacterias presentes en la boca transforman los azúcares en ácido y provocan la destrucción de los tejidos duros del diente (esmalte y dentina). Son azúcares libres tanto los que están presentes en los alimentos de forma natural (miel, jarabes, zumos y concentrados de frutas), como los que se añaden a alimentos o bebidas durante su procesado, cocinado o consumo final (incluso en los que a priori nos parecen salados). Según la Organización Mundial de la Salud, conviene reducir los azúcares libres que consumimos a menos del 5% de la ingesta calórica diaria, así que, toma nota.
2. Ten cuidado con los ácidos
Además de los azúcares, los ácidos presentes en los alimentos también pueden poner en riesgo nuestra dentadura. Estos pueden provocar la erosión del esmalte, dejando expuesta la dentina, siendo esta más blanda y sensible. Por lo tanto, hay más probabilidad de que aparezcan caries o sensibilidad dental. Debemos poner atención en los zumos de frutas, que aunque nutritivos, presentan una elevada acidez, o en las bebidas isotónicas, tan en boga últimamente.
3. Tabaco y alcohol, otro riesgo para la salud de tu boca
Por su incidencia en la aparición de caries, infecciones bucales, enfermedades periodontales o incluso cáncer oral, el consumo de tabaco y alcohol constituye un riesgo elevado para la salud bucodental. Ambas sustancias reducen la capacidad de respuesta inmunológica del organismo y pueden afectar negativamente a la tasa de éxito de los tratamientos realizados en la boca, tanto quirúrgicos como no quirúrgicos o regenerativos, e incluso de los implantes dentales. Su consumo afecta también a los tejidos blandos y a las mucosas y puede provocar alteraciones en dientes y encías. Además, su consumo combinado puede multiplicar esos efectos perjudiciales.
4. Alimentos beneficiosos para dientes y encías
Junto a sustancias que pueden resultar perjudiciales para nuestra boca, también hay otras que presentan beneficios. Por ejemplo, ¿sabías que, a parte del dentífrico o el colutorio que utilizas para tu higiene oral, también contienen flúor pescados como el salmón o frutos secos como las nueces? En el periodo de formación de los dientes, juegan un papel importante el calcio (que encontrarás en lácteos, pero también en vegetales, semillas o cereales) y la vitamina D, presente en pescados grasos como atún o verdel, en las setas o en la yema de huevo. La vitamina C (en cítricos y vegetales de hoja) fortalece las encías y los tejidos blandos y la vitamina B2 (Riboflavina) ayuda en la regeneración de tejidos, por lo que favorece la curación de aftas o úlceras.
5. Además del qué, el cómo también importa
En cuanto a la textura de lo que comemos, los alimentos pegajosos o difíciles de masticar, cuyos restos queden adheridos a la dentadura o entre los dientes, en huecos de difícil acceso, constituyen un riesgo añadido. Por otra parte, la fricción ejercida sobre un punto en concreto de los dientes de forma repetida, como la que provocamos al comer pipas, puede deteriorar los dientes. Y, por supuesto, debemos tener mucho cuidado a la hora de comer alimentos con cáscara y asegurarnos de que no nos llevamos a la boca ningún fragmento que al masticar nos pueda costar una pieza dental.