Maria, madre de Jara, nos cuenta de primera mano la historia de su pequeña.
“Cuando Jara cumplió su primer año, le llevamos a su primera visita con Maitane, odontopediatra en Clínica Dental Urumea. Aunque a Jara no le gustan mucho los médicos, el equipo nos recibió como si estuviéramos en casa, lo que facilitó mucho la visita.
Tras rellenar el cuestionario inicial (información médica, alergias, hábitos de higiene bucal y otra información médica) pasamos a la consulta. Tras recibir varios consejos sobre cómo mantener la salud bucodental, Maitane le realizó una rápida exploración en la boca. Además de mirar los dientes, también examinó todas las estructuras de la boca (amígdalas, labios, frenillos, paladar, oclusión, etc.). Maitane al ver las amígdalas de nuestra hija, inmediatamente llamó a su compañera Ainhoa, ortodoncista, y conjuntamente analizaron el caso de Jara. En esta visita descubrimos que las amígdalas de Jara eran más grandes de lo que deberían ser.
Ainhoa nos hizo algunas preguntas que no esperábamos; saber si la niña dormía con la boca abierta o no, si roncaba por la noche, si creíamos que dejaba de respirar cuando dormía, en qué posición tenía la cabeza cuando dormía… Nos explicaron la importancia de respirar por la nariz, por lo que nos aconsejaron visitar al pediatra para que valorase las amígdalas. Unos días después, tras la visita a varios médicos, a Jara le realizaron una prueba de sueño, una prueba que valora si hay una ventilación adecuada mientras dormimos. La prueba detectó apneas de sueño en la bebé, por lo que el médico recomendó que una operación para reducir el tamaño de las amígdalas«.
En este tipo de casos, un diagnóstico y tratamiento temprano es esencial para prevenir complicaciones que pueden afectar al crecimiento, el desarrollo cognitivo y el comportamiento de los niños.
El trabajo en equipo (familia – odontopediatra – médicos – auxiliares) y la prevención son clave para asegurar un crecimiento sano y anticiparse a futuros problemas de salud.
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